domingo, 19 de agosto de 2012

Y EL COMERCIO?



Desde hace unos años Facatativá ha empezado a crecer aceleradamente a nivel de comercio, hoy por hoy más almacenes abren sus puertas para ofertar bienes o servicios a la comunidad Facatativeña, algunos administrados por personas que han vivido aquí por años  y muchos otros como  la iniciativa de una MIPYMES que algún forastero quiso echar a andar, ese es el panorama que se ve actualmente y entreteje una serie de relaciones complejas entre quienes venden y compran.

El equipo de trabajo de esta sección recorrió la calle 5ta desde la catedral hasta el batallón y luego la carrera 5ta desde el supermercado Cundinamarca hasta el parque Santa Rita, en este recorrido se le dio una mirada al comercio que habitualmente se encuentra un día domingo por los senderos de la quinta con quinta.

Se encontró que los domingos muchas personas salen en familia a realizar alguna actividad juntos, ya sea ir a misa, asistir al culto, ir al parque, almorzar en un restaurante, a jugar con sus mascotas  o simplemente caminar, así muchos domingos se vuelve meses  en los cuales entre calles el niño se transforma en joven, el adulto en viejo  y este ultimo termina recorriendo la calle quinta desde la catedral hasta llegar al cementerio. Es así como caminando las calles del “cercado fuerte al final de la llanura” como traduce el nombre de esta bella ciudad, se puede ver la oferta que celebra la vida o que hace más llevadera la muerte, desde La Catedral donde se dan ritos para el nacimiento y la muerte pasando luego por asaderos, panaderías, tiendas de ropa, calzado, misceláneas, supermercados, carnicerías, cevicherias, muebles, servicios de internet, contaduría, karaoke, tabernas, discotecas, floristerías y demás hasta llegar a los servicios finales que prestan las funerarias de la zona.

Mientras se veían los locales llenos de gente, no se pudo ser indiferentes a cómo las personas con el tiempo se han vuelto distantes y la comunicación verbal brilla por su ausencia, pero que interesante fue ver los cuerpos que piden permiso para seguir o se detienen para dejar pasar, una prueba contundente de la importancia de comunicarnos unos con otros. 

Para ir cerrando el relato de esta experiencia solo resta decir, que las calles que en antaño eran sinónimo de tranquilidad y silencio, hoy se prenden con el sonar de ofertas, los sentimientos de recogimiento y reflexión ahora hacen parte de las anécdotas de los abuelos, anécdotas que dibujan un lugar que nunca se volverá a pisar.
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